Sus manos llevan décadas dominando la crudeza del hierro para hacer emanar del duro metal la delicadeza del arte, el requiebro de figuras imposibles, dibujadas a golpe de soplete.
Jesús Aparicio es un tarifeño de 66 años que, con el paso del tiempo, ha logrado el reconocimiento del mundo del arte, que se ha inclinado asombrado a la frenética e inacabable factoría escultórica que emana de su pequeño retiro francés.
Su vinculación al país galo le nació del mismo lugar que nace su obra: del corazón. Allí conoció a la que hoy es su mujer en 1968, durante un viaje de vacaciones. Regresó a Barcelona, donde vivía entonces, para finalmente instalarse a los pocos meses en el país vecino. LEER MÁS
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